La pintura electrostática tiene muchas ventajas sobre nuestros objetos metálicos; esto porque, además de dar una mejor experiencia visual con el color y brillo que proporciona a estos, también le da mayor durabilidad y resistencia.
Inicialmente, si la pieza viene algo maltratada o dañada, es ideal limpiarla y hacer un proceso de lijado; de esta manera se quitarán todos los abultamientos o bordes innecesarios y la pintura quedará mejor adherida.
Una vez que la pieza está limpia y lista para pintar, la dejamos un rato al calor para que quede perfectamente seca y su temperatura ayude a que se añada mucho mejor la pintura electrostática.
Posteriormente, pasamos la pieza a la cabina de aplicación. Las partículas de la pintura tienen una carga negativa, y la pieza u objeto a pintar tendrá una carga positiva; de esta manera las cargas se atraerán y las partículas de polvo de la pintura electrostática procederán a adherirse a nuestro objeto. Seguido de esto, mandaremos nuestra pieza al horno a 180° durante aproximadamente 15 minutos y la pintura no volverá a moverse. La temperatura debe bajar y al estar en una temperatura ambiente se abre el horno y podemos sacar el objeto.
La tecnología que manejamos en Ferro Industrial es muy precisa, y contamos con todas las medidas y equipo para que tus piezas tengan la pintura bien adherida y llegue a todas las partes, pues algunos bordes o esquinas suelen ser más difíciles de alcanzar, sin embargo, comprobarás que al final todo el recubrimiento queda perfecto.
Después de someterse al proceso de pintura y horneado, verás que tus piezas u objetos metálicos quedarán con mucho brillo y además serán resistentes a temperaturas y corrosión, por lo que tendrán gran durabilidad.